21 noviembre 2004

In Pace

La luz se le apagó. O se le encendió.
Eso depende de donde pongas la mirada cuando tus ojos se cierran por última vez.

Hace meses que sus ojos no veían más que los tesoros que guardó durante 90 años.
Recibía a diario el amor y los mimos de los suyos, manos entregadas a acariciar sus últimos meses en este mundo.

Anoche se despidió con un suspiro profundo y quedo.
Dio sus buenas noches al mundo y se durmió serenamente.

Sé que no tuvo miedo nunca porque siempre estuvo segura de que el ultimo día alguien que la ama vendría a buscarla.

Al cerrar sus manos sobre el pecho quieto la miré dormir.
No puedo decir que sonreía.
Pero sé que los suyos lo hacen porque pudieron decirle adios sin haberla visto llorar.

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