Deseando suerte

Este va a ser un largo fin de semana.

El Domingo a las 9 en punto de la mañana estaré sentada ante un pupitre esperando que un tribunal me de la oportunidad de demostrar que merezco dedicar mi vida a enseñar a los demás. Qué les voy a enseñar aun no tengo ni la más remota idea. Espero aprender pronto lo que merece la pena ser enseñado y lo que no.

Cuando era pequeña, muy pequeña, recuerdo que sentaba a mis muñecas, y a veces también a mis gatos, frente a mí y jugaba a ser la maestra. Supongo que todos los niños juegan a eso alguna vez. Es solo que yo nunca dejé de hacerlo y aun hoy, cuando cuento algo a la gente, o hablo con mis amigos, me sorprendo a mí misma explicando las cosas una y otra vez, de una y otra manera, por derecho y por revés, hasta asegurarme de que todos han comprendido exáctamente lo que quiero decir. Mi padre dice que pienso pedagógicamente. Yo no me atrevo a decirle cómo pienso y mucho menos en qué.

Me gusta educar, sé que sirvo para ello; alguien me colocó las coordenadas necesarias para hacerlo bien; tengo mucho que dar, quiero darlo y tengo la capacidad de captar la atención del que me escucha y de interesarlo en lo que digo....Transmito pasión por la vida y hago que los culos se remuevan en sus asientos...

Pero me asusta la responsabilidad de ser transmisora de valores, constructora de conciencias y guía de personitas que aun están por pulir.... Pero también me apasiona la idea de cincelar almas, de insuflar ganas de agarrar la vida por las solapas y merendársela.. quizás mi visión es demasiado romántica, y eso también me asusta.. Le temo a la frustración y al desánimo....a la impotencia de fracasar...

Curiosamente, a lo único que no le temo es al papel en blanco que me pondrán por delante el Domingo....


P.D. A todo@s los que como yo se juegan el Domingo un salto hacia adelante. La suerte está de nuestro lado si creemos en nosotros mismos. ¡A por todas!