10 enero 2005

"Espere aquí, por favor..."


Ayer faltaba sólo un día....


...el carnaval está partido en dos. Por un lado están el poeta y su mundo, de arte y artistas, que se está moviendo a veces con parsimonia y lentitud insoportables, a veces “tan veloz como el deseo”; hay como una delgada línea que separa a los que disfrutamos la fiesta a pie de calle o de escenario de los que nos la hacen disfrutar sobre las tablas. Unos están viviendo la intimidad de la creación, la familiaridad de las confidencias y los secretos; los otros estamos viviendo los nervios de la espera, la impaciencia, la curiosidad y el comezón de la ignorancia y la vehemencia de querer ya participar de lo que aun nos está vedado.

A mí me parece que la espera es lo más bonito que tiene la vida: para saborear un plato exquisito, hay que dar tiempo a que se abra el apetito, para disfrutar de las flores, hay que esperar que se abran, para querer de veras, hay que desear , para apreciar la luz, hay que haber estado en tinieblas. Es el tiempo de cerrar los ojos y aguzar el oído, porque siempre hay una nota que se escapa, un verso que llega y se pasa de boca en boca, una confidencia hecha desde el cariño del amigo a la confianza ciega en el que se vuelve mudo. Ahora es el tiempo de las buenas tertulias, en las mesas de camilla reales y también virtuales, por qué no, donde los buenos aficionados tratan de intuir, averiguar, imaginar y dar cuerpo a lo que está por venir. Ahora es el tiempo de la ilusión, que es la antesala imprescindible de la magia.

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