29 abril 2004

A veces me echo de menos yo misma.

Quisiera que la sonrisa que regalo siempre se volviera para mí algunas veces.
Quisiera que la risa que contagio irremediablemente al mundo fuera capaz de hacerme reir a mí tan de veras como rien los demás conmigo. Quisiera convencerme de que la efímera felicidad que voy sembrando agarrara en mí y creciera y sus flores fueran tan hermosas como las que hago brotar en aquellos que quiero.

Quisiera quererme con la misma inmensa fuerza con la que amo. Quisera ser capaz de hacerme tan feliz como hago. Quisiera que alguna vez me regalaran la vida que voy derrochando.

Mientras tanto, seguiré intentando convencerme de que no soy tonta por darme entera y de que no terminaré tan despojada de mí, que desaparezca.

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