27 junio 2005

¡Que viene el lobo!






Érase una vez que no sabía
que las madejas tintan su color;
érase que sí, que eran suaves
y érase que no, que de latón...



Érase que hoy empezó el cuento
que nunca terminó su corazón;
érase que sí, que a cada verso
y érase que no, que con su son...



Érase que se era la misma historia
cosida entre los labios a dolor;
érase que sí, que lo sabía
y érase que no, que lo aprendió...



Érase la mano que pedía
yerma y descreída, fría hiel;
érase que sí, que acariciaba
y érase que no, rasgó su piel...



Colorado se acabó, murió su cuento
colorado colorín, se destronó;
bajo el olmo se pudrían sus mentiras
y en el pecho le sangraba el corazón...

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