
“Ellos comieron hasta reventar y yo bebí hasta caer de espaldas.
Cuando desperté, les llamé por teléfono.
¡Les juro que les estoy contado, la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad!”
El juez hizo un gesto con la cara y los agentes lo esposaron y lo levantaron del suelo,
Y, sorteando miembros, lo sacaron del salón.
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