01 diciembre 2005

Síntoma


Estático
como el grito congelado
se muere.




Cansado,
despreciado de sí mismo,
herido de las manos y los dientes.




Huye
lastimado y dolorido,
ignorante de los dulces de esa boca.




Se esconde
de la risa de tus labios,
de la mueca de tus ojos,
de la punta de tus botas.



Se apaga
olvidándose en promesas,
traicionándose de miedo,
enterrándose de hastío.

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