05 febrero 2008

Espectro


Destartalado desván
con restos de orín, de carne y de herrumbre, de cieno, de saliva y de pólvora;
carcoma que es dueña del sordo rincón en mis senos,
del ciego silencio en mi piel.
En la humedad,
firmemente petrea, se esconde mi alma,
cargada, desnuda, pasada de rosca, ajada, podridamente mustia y difunta.
Maldita de lepra,
cosida a pespuntes y rota a jirones.
Orfeo atrapado. Perdida la muerte.

No hay comentarios: