04 agosto 2006

Exposición


Un dolor aprieta en medio justo de la nada
y todos miran como te retuerces entre jirones de ausencia y penumbra.



No hay manos que puedan abarcar
el abrazo que necesita
el alma que un día se muere y otro espera vivir eterna.



No hay ojos que hagan de la compasión cariño
porque no hay amor donde hay lástima
y no hay perdón donde no hay certeza de olvido.



No hay viento que arrastre las palabras
tan lejos que no pueda olerlas el hambre de oirlas
susurradas en el oído que nunca las verá.



No hay mentira más clara que aquella que parece verdad.
No hay vergüenza tan grande
como descubrirte mísera copia falsa de un amor real.



Y tantos ojos te ven.
Y tú no tienes manos que te escondan desnuda como estás.

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