04 marzo 2005

A página vuelta









Donde quiera que estés,

te gustará saber

que por flaca que fuese la vereda

no malvendí tu pañuelo de seda

por un trozo de pan

y que jamás,

por más cansado que

estuviese, abandoné

tu recuerdo a la orilla del camino

y por fría que fuera mi noche triste,

no eché al fuego ni uno solo

de los besos que me diste.




Por tí brilló mi sol un día

y cuando pienso en tí brilla de nuevo

sin que lo empañe la melancolía

de los fugaces amores eternos.




Donde quiera que estés,

te gustará saber

que te pude olvidar y no he querido,

y por fría que sea mi noche triste

no echo al fuego ni uno solo

de los besos que me diste.




Joan Manel Serrat
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Es una de las cosas más bonitas que he oido jamás,
cantada o recitada
siempre sentida



Hoy la hago mía,
porque la puedo repetir palabra por palabra
y sonreir.

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