Yo una vez fui una niña sola en medio de un bosque.
Yo una vez fui un Alma con ojos gigantes y voz temblorosa que cantaba conjuros y recogía hierbas y flores.
Yo una vez estuve sorda y sorprendida, fui incomprensible e incomprendida, fui feliz y solitaria, olvidada y prescindida.
Yo una vez repartí sanación y consuelos.
Yo una vez tuve ternura y compasión de perros y ardillas y desprecio y crueldad de gentes y monstruos.
Yo una vez me consumí entre lenguas de fuego y salté sobre los árboles a la eternidad estrellada.
Yo fui una vez una brizna de hierba que abrazaba el viento y fui feliz.
Gertru Vargas