Si calma el fuego voraz, sea;
Si todo lo que duele, amaina, sea;
Sea la lluvia,
sea la luz cuando amanece luego,
sea lo que sea, lo que haya de ser;
Sea lo que el río arrastre cuando fluye.
La vida sea, que sea,
que ruede por mi pelo y por mi alma
que anegue la espesura y la distancia,
que embalse entre mis brazos y mi piel;
Que sea. Que así sea.
Como siempre, siempre fue.
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