Las Furias nos visitan,
a nosotros,
que aun nos recordamos, como en una nebulosa,
caminando con las fauces sobre el suelo.
En esos días de tormenta contenida
danzamos por dentro
al son de la incierta y salvaje llamada
de aquello que no comprendemos
pero que aun nos ordena y subyuga,
nos doma con gesto de amo
y nos empuja con mano de dueño.
Animales que aprendimos a sentir y a soñar,
pero aun gruñimos y aullamos
cuando tiembla el suelo,
ruge el viento,
truena el cielo
o brama el mar.
Gozad de estas fieras
que amamos sin cinchas que nos amarren
y guardaos prudentes cuando, a veces,
no sabemos de quién o de qué
debemos salvarnos o salvaros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario