La basura mediocre me anestesia.
No bebo sangre diluida, no mastico cordura liquada.
Quiero morir azotada por un nefasto temporal, gritando a pulmón pleno.
Sólo existo en plenitud entre lenguas de fuego vivo y fulminante.
Me calcinan las tibiezas.
Convivir con la fiera que me habita es mejor que ahogarla, desterrarla, maniatarla y confiscarla.
Cuando se esconde estoy sola, hueca, yerma, desierta, y brota lodo de los ojos que me ciegan.
Cuando está reinando, me desborda las costuras
y las palabras más grandes la trasportan de mi boca, vomitada a cañonazos,
a la intensa llamarada de lo que puedo y quiero ser.