24 marzo 2009

Circe en flor


Está ahí, y en silencio la oigo correr
reptando sigilosa por mis venas, quemándome debajo de la piel,
rugiendo si me callo.
Grita, guapa y engreída como es.
Me conquista,
va ganándome centímetros de ser;
me descose las costuras y se escapa en un suspiro.
Me vacía de dolor y me muerde de impaciencia.
Me hiere de deseo y me cura de espanto.
Me abre la sonrisa y me exprime el llanto.
Me encoge el corazon y me revienta el alma.
Me lame con lujuria y me hiela de nostalgia.
Me come de miedo y me yergue de insolencia.
Me aplasta de pesar y me sublima de ansias de ser libre.
Soy yo
en esta perpetua cadena de errores
mirando hacia abajo desde mi propio cielo.
Por una vez,
reinando en mi ciénaga oscura,
brillando bajo el estiércol y la pena negra.
Sultana de nacer de nuevo.
Poderosa, oliendo a almizcle y tierra mojada.
Pasto de gusanos que respira y late,
que provoca y hunde,
que arrastra y condena,
que ama y tortura,
que enloquece y vive.