La gente corriendo por la calle.
Algunos van despacio, mirando el paisaje.
Yo voy mirando al suelo.
A veces levanto la cabeza y miro al frente.
El viento me sopla la cara y me alborota el pelo.
Me dijeron más de tres piropos en el camino.
Solo me dió por pensar en sentarme en un banco con un cartel a los pies:
"Si alguien tiene felicidad para regalar
que deje un poco.
Estoy cansada de luchar siempre por ella"
O en pararme en una esquina y comerme a besos a alguien.
Y si me invita a cenar, seguirle la noche.
Y luego apreté el paso y me subí a mi autobús.
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