Me acerco al ritual.
De nuevo voy a estar sumergida en mi piscina de dulce medicina: Me voy a Cádiz otra vez.
Caminaré por la calle al llegar, y la madre de Trini se asomará al balcón y me dirá: "Pero niña, mírala, oye... ¿Otra vez estás aquí?"
La saludaré con la mano y ella pensará que me puse mi mejor sonrisa; no sabe que me la pintó el agua de la Bahía cuando me acerqué al entrar.
Adoquines de la calle de la Palma; el traqueteo de las ruedas de mi maleta pregonarán como el viejo de las arropías, que ya llegué. Huele la brisa a Cai. Huele mi corazón bailando a luz de ojos enamorados.
Subiré la escalerita de la casa de vecinos; crujirán los travesaños. Paca saldrá a la puerta y me dirá: " Qué pasa chocho?". La abrazaré, me abrazarán mil gaditanas en sus manos.
Mi niña está arriba. Mi niño también. Mi comadre se asoma al patinillo...
Estoy en mi casa. Adoro a mi gente. Tengo cuatro días para hacérselo saber.
2 comentarios:
sé lo que se siente, paz, una alegria que casi se desborda del pecho, un brillo en los ojos, una caricia en los oidos con cada palabra que pronuncían a tu llegada... el reencuentro con la gente, con el oceano y la bahía, con la brisa... con el viento y con las gaviotas sobrevolando el puente diciendote "tardaste mucho esta vez en regresar", un besito
¡Bello cuadro! ... envidiable.
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