El cielo no es gris. Es negro.
Hay tormenta y no para de llover.
Paro hoy no estoy triste.
Cambió mi lente y hoy veo la luz que hay más allá de las nubes.
Me dibujas la sonrisa.
Esa sólo es una de las razones. Hay muchas. Aunque tú no las veas. Aunque no las entiendas. Aunque no lo entienda yo, aunque no lo entienda nadie.
Hoy no estoy triste.
No tengo miedo.
Bueno, ahí miento. Sí tengo miedo.
Pero puedo sonreir. Porque empecé a hacer lo que mi corazón desea.
2 comentarios:
Las tormentas suelen dar paso a cielos mágicos.
Máxime cuando se empieza a hacer lo que el corazón desea.
No puede llover para siempre. es simple.
Lo importante, mas alla de todo, es que puedas sonreir, el cielo... nublado o no, siempre brilla arriba.
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