Hay una niebla en la larga distancia y un espesa bruma en la corta.
Hay humo por todos lados, jirones de humo que juegan a ser etéreas serpientes a merced del viento.
El silencio es pesado mientras más aguzas el oído para escuchar. La batalla ha terminado. De pronto, sin saber cómo ni por qué, en ese preciso instante y no en otro, ambos bandos dejaron de luchar. Nadie está muerto; ambos han sobrevivido.
Hay heridos, algunos más graves que otros, alguno quizás herido de muerte, pero aun vivo y esperanzado. No hay vencedores ni vencidos; nadie se rindió, cada cual luchó feroz hasta el final.
Hay humo, tanto humo que no sabemos lo que hay más allá del campo de batalla; muchas cosas ardieron en las llamas que encendimos....
Me tiende una mano, sin espada, desnuda, sucia de luchar, pero la más bella que ví...
Le entrego la mía, igualmente sucia, pero ahora lánguida y temblorosa, asustada, incrédula... Sé que me agarrará fuerte....
He decidido cerrar los ojos y dejarle que me lleve..
A donde ahora vamos, yo no conozco el camino...y no quiero mirar atrás....
1 comentario:
Conozco esa sensacion... sobreviví alguna batalla, y a alguna de esas manos extendidas
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